Maquiavelo

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domingo, 25 de octubre de 2015

Ley de Suelo en España

Compárala con la Reforma Financiera y Laboral de México
https://www.youtube.com/watch?v=N7P2ExRF3GQ&t=8s


Has tus conclusiones

domingo, 18 de octubre de 2015



Extraordinario Discursos
Véanlo Alumnos de 7mo CUESHP "Administración Pública"


Escuchen detalladamente a esta diputada Guatemalteca y hagan sus conclusiones en no mas de 5 renglones.
Hacia una disciplina de las Políticas Públicas


Estudiar el gobierno puede ser una actividad pionera en las teorías normativas jurídicas en la que la teoría del Estado ha sido más dominante que la del gobierno por lo que solo es un estudio de exploración.

En Latinoamérica la ciencia política ha tenido siempre preocupaciones prácticas, reformistas o revolucionarias. La ciencia política buscó estructurarse neopositivamente y se dedico al desarrollo de técnicas de observación muy precisas y a introducir modelos matemáticos. Este ensimismamiento de la ciencia en las cuestiones de método, argumentos para identificar y desarrollar la disciplina, tuvo como efecto el descuido y desinterés de las cuestiones practicas de la política y el gobierno, el hecho es que el gobierno, a pesar de ser la organización protagonista de las sociedades latinoamericanas, hasta los limites del autoritarismo y la represión, pierde su fuerza en la teoría.  La sociología negó abstractamente la existencia de la realidad activa y afectiva del gobierno. En cualquier teoría de la ciencia política socializada del gobierno no tiene causalidad propia, en la sociologización  de la política y la administración pública, el gobierno no tiene un margen propio de decisión, no tiene autonomía y, por tanto no tiene causalidad propia.

En la administración pública las cosas no son muy distintas, unas de las razones que explican el bajo perfil y el poco peso es debido a que la administración latinoamericana, en el momento de la modernización de los Estados, hizo suya la dicotomía entre política y administración, entre los políticos y los técnicos. Unas de las características de modernización estatal era el aumento de su capacidad administrativa, eficiencia y profesionalización de su personal, por lo que se creyó entonces que la formación de una nueva generación de profesionales, separados de nuestros viejos lideres profesionales, de nuestros viejo lideres políticos, populistas y discrecionales, era la condición necesaria para poner en pie un Estado Nacional que cada vez más se hacia cargo de la dirección del desarrollo económico y de la política social.

A este bajo perfil contribuyo también la escuela institucionalista de la administración publica, que ha sido la más influyente en el medio latinoamericano, la escuela institucionalista de cuño francés o alemán insistía exclusivamente en que el gobierno es solo un ejecutor y custodio de la norma.

El carácter autoritario, las ideas de revolución social como estrategia de solución a los problemas sociales y públicos de nuestros países son en gran medida lo que explican el por qué de la desatención al proceso de gobierno. La descalificación del autoritarismo, particularmente cuando llego a las situaciones irracionales de la represión y del delito, puede haber llevado a muchos politólogos latinoamericanos a la conclusión de que el gobierno de corte autoritario era un objeto indigno de estudio que no merecía ser entendido y explicado.
Por ultimo, contribuyo también a la negligencia en el estudio del gobierno la idea divulgada de que la revolución social y la toma del poder por parte de las masas con líderes plesbicitarios armados, constituía sin más la estrategia de acción colectiva resolutoria de la problemática social y publica. Para los investigadores que valoraban la revolución y estaban con ella comprometidos, la solución de los problemas ocurría por la hazaña revolucionaría y a consecuencia de las reformas económicas de los derechos de propiedad. De nuevo, la acción del gobierno tenía una apariencia secundaría, accesoria, con un guión ya escrito que se debía seguir al pie de la letra. 


En ciencia política el proceso de gobernar era una variable dependiente cuyo comportamiento se explicaba desde afuera del gobierno mismo; en la administración publica, la decisión de gobierno que determinaba la puesta en practica era un punto ciego, no podía ser objeto de estudio de la administración. El resultado final fue la afirmación de que el gobernar era objeto de estudio periférico  o externo al corazón de las dos disciplinas.

jueves, 8 de octubre de 2015

Ley de convivencia, ¿necesidad o populismo?

Por. Ulises Hernández Vázquez*

El exceso de protagonismo en los órganos legislativos nos lleva a un gran error que llamamos “diarrea legislativa”, pues el hambre de protagonismo de las fuerzas políticas los lleva a presentarse como “reformadores” y personas adaptadas a la realidad del País, precisamente para adaptarse a los momentos mediáticos.

El ajustar leyes al marco legal como fin único del bien común, debe de ser siempre la piedra angular de los legisladores, el lograr un Estado de armonía donde gobernantes y gobernados vivan con las mínimas diferencias. Hoy el tema que nos ocupa es la “LEY DE CONVIVENCIA” y de sus creadores, quienes por la premura del tiempo, se les olvido la parte profesional y la técnica legislativa, pues el ordenamiento que regula las actividades del poder legislativo llamada “Ley Orgánica del Congreso del Estado de Jalisco” marca en su artículo 154 lo siguiente:

 Artículo 154.

1. Las iniciativas deben presentarse mediante escrito firmado por quien o quienes las formulen, y  deben contener:
I. Exposición de motivos con los siguientes elementos:
a) (………)
b) Análisis de las repercusiones que en caso de llegar a aprobarse podría tener en los aspectos jurídico, económico, social o presupuestal;
………….
Como se puede apreciar en citado artículo, parece más una iniciativa hecha a imagen y semejanza (copy - paste) de la aprobada en el Distrito Federal, sin tomar en cuenta la realidad del Estado de Jalisco.

Si profundizamos más a fondo dicho proyecto, la ley dice que en un estado civil es de interés social, porque al Estado le interesa su permanencia y trascendencia; que además, no puede ser objeto de transacción, convalidación o desconocimiento (C. Iñiguez)[1] de esta manera, suponiendo sin conceder que dicha ley sea aprobada en el seno del congreso del Estado, estaríamos en una incongruencia de considerar un “estado civil”, precisamente por llevar intrínsecamente su no permanencia, por su “libertad” de convivencia, por su facilidad de unión e igual sencillez con la que se disuelve.

Otro error que se aprecia en la exposición de motivos, que esta despegada de la realidad, es el trato especial que se le da a los “convivientes”, pues las leyes son y deben ser genéricas a todo el vulgo.
 De esta misma manera el Maestro Iñiguez[2] arremete señalando:

“El respaldo jurídico que se le da en lo que fuere aplicable a la Libre Convivencia con el concubinato en su artículo 5, es otro error insubsanable. Respaldar en su artículo 11 con lo señalado en materia de tutela con lo que dispone en su capítulo IV el Código Civil, es tratar de igual manera el matrimonio a la libre convivencia. Entonces ¿es matrimonio o no?, Lo mismo ocurre en la obligación de dar alimentos y adquirir derechos sucesorios sin establecerlos en su ley y remitirlo al código civil, equipara a los libre-convivientes como cónyuges en matrimonio o concubinato, trasladando por ende a la misma figura para poder reclamar judicialmente y hacer de la libre convivencia un matrimonio. ¿Entonces esto es matrimonio? Claro que lo es”.
De lo anterior se desprende lo dicho por German Dehesa, “Aceptar la difícil tarea de convencernos que la carne de ratón es un exquisito manjar” Lo mismo ocurre con los “creadores” de la iniciativa, tratando de convencernos con la idea “genial” de dar más derechos a las minorías, generando condiciones en la que accedan a un Estado más justo, cuando de todos es sabido que este fondo es mas electorero, y la pirotecnia verbal funge un papel trascendental, recurro a Montesquieu que sentencia “Las leyes inútiles debilitan a las necesarias”.

No se vale optar por lo más sencillo que es descalificarlo e intentar sepultarlo con adjetivos como ignorante, reaccionario, desinformado, mocho, etc. pues .ademas de ser intolerante esa actitud, es discriminatoria a los muchísimos que pensamos distinto a ellos, de nosotros depende si tenemos el suficiente estomago y capacidad de sumisión como para cumplir dócilmente las  leyes presentadas en mala hora por partidos minoritarios a los que la legislación electoral les ha sido muy generosa para acceder a los cargos de representación.
Termino con lo que dice Proust: “pensar y sentir son tareas tan dolorosas, que los hombres solo nos damos plenamente a ellas en periodos de profunda angustia” quien se diga “político” en el sentido más digno de la palabra, entre otras cosas debe de tener la suficiente capacidad de estar muy atento y muy poco vulnerable al halago y mas a la amenaza, evitar ser conmovidos por aquellos que lisonjean con sus discursos. Recordarle a la izquierda que el respeto es una calle muy ancha de ida y vuelta y que quien exige tolerancia es el primero que la debe de dar.










* Politólogo Egresado de la Universidad de Guadalajara, Maestro en Educación,  Doctorante en Administración Pública por el Instituto Internacional del Derecho y el Estado.



[1] Iñiguez, Cesar “Por qué no la libre convivencia” Semanario Conciencia pública, año 5 No.226, 14 de octubre 2013.
[2] ibid